Pródigo
He vuelto a casa las hojas amarillas de mi árbol favorito bajan a adornar el jardín. Mis madres me recibieron con tiernos abrazos y organizaron una fiesta para mí. Mis hermanos, ahora lejos, me dejaron escritas cartas de bienvenida antes de partir para cuando yo decidiera volver. Ellos son los héroes mas por razones que no entiendo se desbordan en agradecimientos y admiración hacia mí. Nadie, absolutamente nadie, reprochó mi ausencia, mi silencio, mis errores. Nadie se burló de mis canas, mis arrugas y mi panza. Yo, ciertamente, me siento en deuda, ellas me alimentan e inspiran para poder retribuir, aunque sé que nunca me van a cobrar. Nadie duda, pese a todo, ni siquiera un poco de mi potencial, pero la razón por la que me quieren no es mi potencial. Mi habitación estaba intacta y limpia, esperándome también con un par de juguetes que sobrevivieron mi infancia, con un par de pósters de cuando quise...