Thriller
Me espiabas. Lo sé, te descubrí un par de veces. De repente te dejé de notar, aunque en retrospectiva sé que estabas allí por las pequeñas trampas que me dejaste. Disimuladamente empezaste a escabullirte pero no noté tu presencia acechando entre las sombras: solo apercibí el sabor amargo de las gotas del embrujo que vertías en el agua que bebía. Se te volvió costumbre: te instalaste sin vergüenza hasta que fue imposible ignorarte y empezaste a configurar lo que pensaba, sentía y veía a la medida de tu arte. No se aún si quieres desalojarme o si prefieres que sea tu esclavo. Tomé cartas en el asunto: Te vigilé, estudié tus tácticas, intenté contraatacar. Aun me resultas impredecible. Decidí rebelarme, expulsarte violentamente. Me entrené, me hice más fuerte, resistente, resiliente, sincero y asertivo... Luché. No pude vencerte. No me resigné, seguí luchando, pedí refuerzos, y confié en otro poder. Perdí. Entonces, sin razón aparen...