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pero nadie lleva un traje que reduzca la fricción del tiempo.

No es muy sensato que pases de largo. No deberías dejar que llegue el sábado. El tiempo te lleva cada vez más lejos del club 27. En las calles estás encerrado; el club es cielo abierto. En las calles, solo en entre un millón de seres comunes y corrientes a los que tienes que adaptarte estratégicamente; en el club, todos los seres extraños de tu misma espontaneidad pertenecen a la misma familia. En las calles, el ruido incesante es silencio desesperado; en el club, hasta el silencio hace parte del genio musical.

Me he estoy tomando demasiado en serio esta ciudad, sus tramas, sus desafíos, sus ciudadanos. Me llené de substancia al admitir el vacío, por eso hoy me descubro como algo más denso que un ser humano. La arbitrarieidad de las metas que persigo. La irrealidad de nuestros triunfos. La carencia de un sentido del destino. El hambre es la búsqueda de la aniquilación del hambre. La inocencia de lo natural. La inocencia de lo críptico. La verdad en lo críptico, no en su mensaje oculto. Presos de los valores que nosotros mismos construimos, olvidamos que eran acuerdos provisionales destinados a nuestra supervivencia. Ahora nos matamos por ellos. Ahora sentimos hambre por ellos.

Las aguas mansas se repliegan, se retiran lentamente de la costa como si algo estuviesen tramando. Y toma ventaja la arena gozosa de su patria menos angosta no sospecha que adviene un impacto.

Surprisingly you lay there you lie and smile for me. I wonder, I ask you why, then you reply "just to see". You show, I'll love you later, you know what it means. I worry, I ask for time, a new set of worlds I need.

Our blue sun twinkling from the bottom of our souls, hungry, hollow, waiting to explode, about to send us oh so violent storms.

Heroes because we can fail. Braves because we are afraid. Lovers because it can't be. Better because we are unfit.  

Entre líneas, en el aire, aquí lejos, sin molestarte, en mi razón, en mi arte, todo sigue como antes... Si revisas los detalles, incluso el silencio y la distancia son evidencia de que hago todo excepto odiarte.

Fueron de mis días más felices, cerca a esta encrucijada, hacía emerger el tiempo de la nada, incluso bailaba. Todo era posible y todo parecía haber sido necesario para llegar allí, no podía sentirme sino lleno de gracia. Por eso gracias, gracias por haberme reflejado en tu mirada.

Entropía silenciosa, casi imperceptible, con cara de desencanto. Ayer oí tus pasos. Noté que has estado desgastando y desajustando ligeramente algunos nodos y trivializando sus interacciones otro tanto.

Nada que decir, quizá porque es mucho. Tanto no se puede expresar, tanto abruma, tanto no se cree. Es mejor poco, casi nada, mejor nada.

Quien entre aquí ha de abandonar las esperanzas si quiere persistir en su búsqueda de la felicidad. A la expectativa la decepción siempre la acompaña pero todo es una sorpresa para quien no tiene nada que esperar.

Todos los días, lo primero que anhelo es que lleguen noticias sobre ti, quiera Dios que de las buenas. Reviso la correspondencia, estoy atento a la puerta y verifico que tu cuarto esté en orden para que cuando llegues lo puedas habitar por fin.

Como una substancia que fue inyectada en mi torrente sanguineo y que ahora se propaga durmiendo mis nervios; como estar expuesto al gas de ardiente olor frugal que ha volado por horas a mi alrededor a más de 100 partes por millón... así es tu distancia. No siento nada. Podré parir, podré morir, podré extirparme sin dolor... prefiero que me duelas tú. Y aunque pudiera engendrar, vivir o completarme colmado de placer, aun así o de cualquier otra forma seguiría prefiriendo que me duelas tú.