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Mostrando las entradas de enero, 2009

para tratar de dormir

Narcolepsia, somnolencia,  hologramas hechos de nada.  Cada gramo de tu ciencia es libremente imaginada.

Kali-yuga

Caminas lento sobre mí envejeciendo mi entusiasmo asesinando a tus padres mientras tus hijos te están asesinando. Caminas lento sobre mí y a mis riquezas corroídas las dejas te queda fácil destruir pero te cuesta sistematizar mis estrategias.

(para intentar una fuga)

Con dulces artimañas la naturaleza me engaña En otras circunstacias cedería a las ánsias.

57

Observé una penitencia con disciplina que consistía en contemplar en dos almendras toda una vida por 57 instantes tan arbitrarios como la penitencia misma la cual sólo buscaba distraerme mientras escaneaban los patrones de mi mirada. He de confesar que cerca del trigésimo quinto instante la eternidad secuestró al tiempo y lo vi todo, pero ya no lo recuerdo.

56

28 horas, el eje de mi cuerpo se inclina un grado, el satélite del que soy satélite está más cerca, mi sombra es más larga y calurosa y extrañas criaturas caminan por mi superficie. 28 horas más, asteroides chocan contra mí con dulce violencia y me cambian para siempre.

55

Estuviste a punto de tener fortuna, casi ganaste toda la sinceridad. Si no hubieses apostado todo a tu número favorito -si hubieses apostado la mitad al mío- habrías conocido no sólo todas las verdades, sino también todas las mentiras que quería decir.

54

Incendio azul, lento, inofensivo, arde en la ausencia, arde allí afuera y arde en mi consciencia. Una tumba en forma de caracola guarda el susurro del fuego y el crujir del alma vegetal para que cuando prestes oído escuches de nuevo lo que quisieron decir mis palabras.

sobre la última expedición criptozoológica

De cuerpo translúcido creado por la revolución de un triángulo a través del cual sólo se vislumbran sus propios brazos y la oscuridad del profundo océano, de vértice alargado apuntando hacia el transfondo de la nada que dio sustento al agua, de colores electrícos también, fluorecentes, metálicos, como en otras de mis visiones anotadas, agitando sus tentáculos con sutil violencia, extendíendolos al infinito o, por lo menos, fuera del marco de referencia donde puedo verlos allí, fuera del tiempo, estaba esa extraña especie eterna de un sólo individuo representando la divinidad: allí estaba el amor y el dolor.