De la fuente de ese sonido que en vez de traer un presagio del destino trae consigo la dulzura del pasado en frecuencias desconocidas, de esa ilusión hipnótica de profundidad llamada belleza, sólo me resta la misma desilusión. Lástima por los seres que no aman su libertad, así sepan que ella no existe.
Las palabras, como el agua, encuentran su paso. Las palabras, como el agua, se deslizan. Las palabras, como el agua, hacen posible la vida. Está bien que te hidrates y te bañes, pero ante todo deberías ser lluvia, géiser y manantial.
Una de mis constelaciones favoritas -coordenadas MC1R 81202786- está compuesta por seis estrellas de gran magnitud. Se llama "nueva luna" o "dulce cuna" y hace parte del supercúmulo Bela vizaĝo. Esta constelación no brillla, como brillan las galaxias gemelas de aro, pues sus astros son de materia oscura. En el contraste con el níveo gas interestelar reside su belleza. Una anomalía gravitacional de color rosa eléctrico hace que todos los fotones alrededor oscilen por sentirse tentados a reflejarse en su límite exterior, fenómeno que resulta virtualmente inexplicable considerando además la aparente baja densidad de su centro de masas.
Entre 6000 y 7000 millones de candidatos y, aun así, permaneces en soledad. Proposiciones explícitas de amistad y, aun así, permaneces en soledad. Millones de años de evolución del lóbulo frontal y, aun así, permaneces en soledad. Una carta en tu correo, una canción que te dedicaron, personas que quieren verte y darte un abrazo, y, aun así...
Vivo en un mandala, en el cuadrante sur de una representación del universo que es a la vez el laberinto de los complejos caminos que llevan al corazón humano.
Si uno nada mucho tiempo durante el día, puede llegar a tener en la tranquilidad de la noche una sensación latente del vaivén de las olas. Esta noche el silencio ruge, con un sonido grumoso y eléctrico de bits graves sobrecargados desgarrándose, aniquilándose, amándose con pasión violenta.
Hay cosas que no son para entender, cuando entender es simplificar: a veces estás frente a un organismo, frente a una complejidad irreductible. Hay cosas que no son para entender cuando entender es asimilar (convertir lo diferente en algo símil): si me digieres, dejaré de estar vivo. Interprétame asociándome con lo que te evoco, sin buscar un "detrás de mí" ni una "verdadera intención".
Escribes, sobre una ventana empañada escribes... sobre un lienzo efímero que morirá cuando salga la gran estrella, letras que borrarás porque piensas que no valen la pena.
Sus rayos caen con delicadeza sobre mi espalda: se proyecta mi sombra ante mis ojos. No sé por cuánto tiempo se habrá detenido el tiempo, pero sigo vislumbrando en este instante mi nacimiento y mi muerte.
Sigo dándole vueltas al sol, pero alejándome del centro absoluto del universo, preso de la entropía que me debilita tu calidez, fuera del rango donde, depronto, podría ser golpeado por tus meteoros.
Nunca mis ojos habían visto tanta lluvia pues nunca había existido días más tristes. Dentro del vacío diluvia y diluvia: mucha gente murió el día que te fuiste.
Mis palabras se han ausentado pues han sido seducidas por un espíritu melodioso para quien el amor es la energía y el alma es una esfera que contiene al cosmos.
Creí que este vértigo había sido causado por estar al borde del lago mientras contemplaba a Venus. Una breve brecha me separaba del agua. Creía que este vértigo era resultado de la nimiedad de quien percibe a través de su luz la inmensidad del Universo. Creí que me había hecho sentir tan pequeño que, si me cayera, tardaría casi una eternidad en agotar el abismo. Pero todo eso era, al fin y al cabo, un símbolo de la angustia de ser el responsable de todo nuestro universo.
Al igual que el invierno, la melancolía hoy aparece como si fuera parte de un ciclo, no más. Al sentirla llegar yo pensaba que le había llamado; pero me doy cuenta de que simplemente le gusta pasar. A través del dolor, que es su cuerpo, se ve la belleza en su más pura realidad.
El negro es la plenitud de la forma, no sólo la ausencia del color; pues es el tacto el que, a ojos cerrados, se siente acariado por la desnudez. El negro es la libertad infinita, la única manifestación que es realmente un no dejarse apresar. El negro es, por ende, el divino egoísmo de la voluntad.
Los rugidos del mundo despiertan y se agitan como un mar poseido por la ira cuando tú te silencias. Se agita mi espíritu como se agitó el universo en sus orígenes, cuando se condensó el espíritu del dolor que colmaba el vacío. Quiero repetir eternamente el profundo y hermoso dolor de la ansiedad de saber cuáles eran tus motivos, aunque eso implique recordar una y otra vez que yo era un puente, que yo era una fuente, y no el amado destino. ¡Que lo olvides siempre! ¡Que lo pierdas siempre! ¡Que no percibas siempre todos los vínculos de la naturaleza!
Llueve alrededor de los cerros: a lo lejos se ve como las nubes se derraman. En la medida en que me acerco a ellos me van envolviendo con su manto gris. Tengo que ponerme de nuevo el suéter y seguirle el juego a los dioses locos del clima.
El miedo fragmenta; en el alma fragmentada prospera el mal. Se necesita integridad, se necesita la valentía sufiente para lanzar puentes entre todas las facetas de nuestra personalidad.
Si son los extraños amenazas después de resultarte indiferentes, es porque un murmullo ambiguo aniquiló el deseo de intentarlo: vidas que no viviste, miedos que no son tuyos.
A plena luz del día en mi viaje traes una intempestiva noche y detienes el tiempo. En el silencio siento que también soy complice de este universo, no sólo pasajero. Y espero. Tu luz, espero. Un haz sería una revolución.
Se siente como dolor, pero es esperanza. Se siente como esperanza, pero es deseo. Se siente como deseo, pero es felicidad. Se siente como felicidad, pero es dolor.
¿Por qué mi mente se esfuerza en recordar lo que había decidido ser olvidado? Es más: ¿por qué recuerda que algo fue olvidado? ¿Y por qué desea recordarlo?
Cuando quiera verte y no pueda, repetiré para mí mismo, antes de acostarme, que "soy el dueño de mis sueños". Una y otra vez: "soy el dueño de mis sueños". Espero con ello poder desdoblarme y volar a tu lado, o tan sólo imaginarte, reconstruirte...
Tanto vibrato de fondo -a bajas frecuencias- termina por agrietar las columnas, aunque no lo escuches. Tantos contrastes nunca vistos te sacuden del dogma y del calendario a los que te aferraste. Tanta inocente complacencia en el misterio deja a las pupilas siempre dilatadas. Y las pequeñas y continuas dosis de serotonina conspiran diseñando una adicción incontrolable. ¿Acaso soy el pecado al que no puedes asomarte?