Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2007

Ecuación que ejemplifica la banalidad del mal

1 x 50000 = 1000 x 50

acerca de la guerra y de la fuerza

El mal hace que el bien sea sólo un punto de vista. El mal nunca se reconoce como mal, el mal para el mal es bien. Todos, juntos, formamos el ejercito del mal, engañándonos acerca de lo que es el bien o de los caminos que a él pueden llevarnos. Creyendo que nuestro bien relativo ha sido bien escogido, creyendo que el demonio es alguien externo, que la sociedad, el mundo, el destino y sus fuerzas nos corrompen. Creyendo que somos las víctimas. El mal nos ilusiona con la promesa de una vida eterna, y disfraza nuestros apegos y miedos de la esperanza de poder brindarles a los otros lo que realmente necesitan. Mas el bien no depende de nadie, nadie puede ser bueno; en cambio, del mal, todos somos responsables, y aún así nos creemos buenos. En fin, el mal ha hecho que la dicotomía en la que está circunscrito nos parezca arbitraria y partiendo de la aseveración de la existencia de una escala de grises hemos concluido erróneamente que no existe la diferencia. Mas de dos elementos se hace un...
En medio del hastío de tanta espiritualidad fluyen canciones y la serotonina fluctúa. Pensar sobre mundos posibles y sus resonantes contrafácticos no es más que un divertimento: no me atormenta. Pero hay una pequeña comportamentalización en mi alma -así lo siento-, hay un terreno fértil para ello, porque la putrefacción también es fertilidad. Hay algo que evitar. Entre mi deseo de que todo sea como es y mi inclemente curiosidad hay algo urgente por unificar. Los imperativos son innecesarios si la tentación y el pecado han perdido su significado. Pero me encataría obrar como si todas las personas que yo he querido y quisiera ser me estuvieran viendo, orgullosas y sin arrepentimiento.

Elefante #2

Elefante de patas negras sentado sobre la hierba contemplando errantes estrellas. Elefante de plata, de negras patas, resulta increíble que esté vacía tu magna existencia grisácea.

Hipólito

Busqué debajo de las piedras algún tesoro. Nada encontré. Debajo de las piedras sólo hay moho.