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Mostrando las entradas de marzo, 2005
Proporción
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En un descuido dejé que mis células gritaran a la sublime sensibilidad y viví en la superficie de tan bello poliedro irregular, tracé un camino sobre su lozana "conciencia trascendental" para poder ir y venir y volver y amar. Me ví envuelto con el aroma lácteo de las nubes, y aferrado a esa ligereza me hice menos denso y me elevé; pude contemplar, desde allí, que tu casa parece un caracol, y que la distancia que ahí de la puerta al jardín es un tercio la que hay desde el apeiron hasta el corazón.
Selección internacional
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Obtuve una credencial para vivir en la sonrisa de Boddha, pero no he podido hacerla efectiva. Me dotaron con artefactos que elevan lo liviano, pero no sé manejarlos. La Providencia me canta divinas melodías con su voz femenina, pero no puedo entender lo que dice; me tienta con su hermosura, me abraza, me hace sentir el húmedo calor de su vida por toda mi piel, me mira con ternura, me ensalza, trata de por todos los medios de hacerme entender que sólo yo puedo cumplir con ese papel, pero mi alimento lo descomponen las dudas.
Transparencia
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Como se siente cuando uno es casi totalmente translúcido, excepto por una opaca particula de karma, y con un agujero negro en el pecho, que devora todas las esperanzas, como se siente uno así, así me siento hoy yo. De la misma manera en que es ignorado el viento por quien intenta ver, cuando aquél pasa y este difícilmente lo nota, de tal manera me siento yo abandonado por el ser. Abrázame Providencia, ampárame Transparencia, que desde el día de hoy y para siempre he quedado yo en tus manos.
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Sea bienvenida la osadía silenciosa que irrumpe en la intención de unas palabras que se creían solas, y que jugaban como si nadie las viera. Porque tú finges no mirar, pero miras; preferirías no creer, pero crees; y todos los viernes, y de sábado a jueves, te divierte probar perspectivas. Es imposible sentir lo que sientes, es imposible ponerlo en palabras; mas el hecho es que tus esperanzas ya son mucho más que simientes. Por eso que sea bienvenida la osadía silenciosa de los ojos intrusos, de las almas aladas que se creían solas, y que espiaban como si nadie las viera.