miércoles, 28 de febrero de 2007

Marte en ti

La paz y la guerra no son sólo circunstancias sociales,
son también actitudes personales,
son también estructuras emocionales.

La guerra no sólo sucede allá lejos,
ni fue causada sólo por infames que nos son ajenos:
aquí está, entre nosotros,
en las palabras que usamos,
en el tono en el que las decimos,
en la arrogante mirada,
en la ignorancia ante la diversidad,
en las fallas de argumentación,
en la malinterpretación,
en la heteronomía,
en la obsesión con las figuras paternas,
en la contaminación,
en la falta de visión
sobre las consecuencias a gran escala de nuestros actos,
en nuestros sistemas de valoración,
en la falsa escisión entre razón y pasión,
en la justificación de los medios por los fines,
en la ausencia de compromiso con la educación,
en el olvido acerca del hombre por parte del hombre,
en la hipócrita "religión del altruismo".

Aquí está la guerra, entre nosotros,
cuando "excusamos" el mal pequeño en el que aportamos
diciendo que era necesario,
cuando decimos que es culpa de la sociedad,
diciendo que es cuestión de supervivencia,
diciendo que es costumbre,
o que es un trauma.
Como si la esencia de lo humano no fuera dinámica.

No es cuestión de intenciones, sino de acciones.
Y si nos juzgan por los hechos, somos violentos.
Si no apoyamos la guerra, ¿por qué la hacemos?.

viernes, 23 de febrero de 2007

Lidiar al monstruo por sus astas

En menos de tres soles
por dos voces diferentes de la Providencia
he sido llamado a ser más valiente,
a lidiar al monstruo por sus astas,
a investigar sobre lo que aún desconozco
y a no a reservarme las propuestas discutibles.

martes, 20 de febrero de 2007

Optimismo y Pesimismo

"If you try the best you can
If you try the best you can
The best you can is good enough
"
(Radiohead, "Optimistic", Kid A, 2000)

Ser pesimista es tan dogmático como ser optimista,
y podría discutirse en otro lugar qué tanto lo es también ser escéptico.
Nos es imposible acceder al "mundo en sí mismo",
así que tenemos que optar sólo por interpretaciones.

Nuestro sistema interpretativo
bien podría ser ridículamente solipsista,
y el único “argumento” que tendríamos en contra
es sólo que es ridículamente solipsista.

La verdad -creo yo-
es que tenemos derecho a escoger la interpretación
que más nos convenga,
pero los "sensatos" convendrán en que también
tiene que ser, en alguna medida,
intersubjetivamente corroborable.

Si tienes derecho a verlo todo del color que te plazca,
escoge el color que más te plazca.

Las interpretaciones hechas con actitud pesimista,
son tan coherentes y comunicables -tan "objetivas"-
como pueden ser las interpretaciones hechas con actitud optimista;
algunas veces, incluso, son más realistas,
porque no desconocen las miserias de la existencia,
y del sufrimiento necesario del animal humano,
no desconocen esto,
como sí suelen hacerlo algunos ciegos optimistas.

El optimismo quizás nos permita elaborar y emprender proyectos,
aprovechar oportunidades
y confiar más en las personas y en el futuro;
pero no veo porqué se tenga que asociar pesimismo a amargura.
Soy pesimista y soy alegre... no encarno ninguna contradicción.

Con el pesimismo metodológico recibes más de lo que esperas,
y esto te permite agradecer más sinceramente
y nunca olvidar el privilegio de la conciencia.
Con él eres más conciente de lo arraigado
que está el dolor en el corazón y la memoria de todos nosotros,
lo cual quizás te pueda impulsar a tratar de aliviarlo un poco.
Con él, no te inflas de expectativas
para luego desmoronarte en la caída del fracaso,
sino que siempre estás abajo
y a veces te alegras de poder ver hacia arriba.

He encontrado tanta belleza en la melancolía...
Suelo hastiarme de tanta esperanza...

Estoy contento por todo lo bueno que está pasando,
y quiero que siga pasando,
pero el sufrimiento, amado Buda, es inerradicable,
y no puede aproximarse a ser feliz quien pretende
arrancar un árbol cuyas raíces abrazan el centro del universo.

lunes, 19 de febrero de 2007

1970's

Como en esas fotos viejas
de los tiempos donde yo ni siquiera era un proyecto
donde opacos colores parecen escaparse
de las formas que los contienen,
donde el paisaje es tan nebuloso,
tan triste...
Como en esas fotos viejas,
así me siento yo en este nuevo lugar al que pertenezco,
como en un recuerdo nostálgico
de alguien que me importa un bledo.
Como atrapado en una vejez nauseabunda
que está a punto de expresarse.
Condenado a soportar
modas anticuadas y artefactos caducos.
Me he transportado de pronto a los años '70.

lunes, 12 de febrero de 2007

Lim (RGB 255,0,0)

Quiero que mi nuevo color favorito sea el rojo.
Roja es la sangre, que es la vida.
Roja es la China, que me llama,
roja es la llama encendida.

Donde está el rojo,
se crean fuertes contrastes.
Para muchos el rojo es abundancia y generosidad.
El rojo llama la atención y nos pone alertas.
Rojas son la asimetría y la nimiedad.

Claro que también tiene sus contrariedades:
cuando te expulsan te sacan roja;
Marte y el demonio son escarlatas;
los que buscan ser poetas sin tener algún talento,
hacen rimar "rojo" con "ojo", "antojo" y "enojo";
algo de rojo tienen en sus símbolos
muchos partidos políticos macabros;
el dolor se tiñe de rojo
y no recuerdo bellos animales rojos.

Pero rojos son los labios
y la inocencia del pudor,
como roja es la piel de quien está exhausto de amar.

viernes, 9 de febrero de 2007

Estancamiento muta en contemplación

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No se ha de permitir que ingresos sean honra.
Cuando el cielo se distancia de la tierra,
llega la falta de armonía,
y a través de esta separación me retiro
a buscar refugio en mi vida interior.
Pero quizá luego sople el viento
sobre esa tierra,
eso si se aprovecha el momento adecuado.
De eso depende que
si ahora se esconden los méritos
quizá luego sea mérito haberlos escondido.