domingo, 12 de abril de 2020

Fluir

Si ya fue 
la última vez
que te vi
y tal vez
nos debimos
despedir mejor
(con los ojos cerrados,
las manos aferradas 
y nuestras frentes
apenas apoyándose una a la otra), 
quiero que sepas
que aquella vez en la que
—inocentes del porvenir—
tú aprendías a darle vida a las flores
mientras yo arpegiaba raros acordes,
fui feliz, 
fue profundamente feliz,
y sentí 
que por fin
no estaba solo.


(y en verdad te agradezco 
porque así fueron tantos momentos
en los que se casi que se detenía el tiempo 
y vivir valía la dicha).

viernes, 10 de abril de 2020

Apofenia

Los ojos de la tristeza
son especialmente agudos para ver un arreglo de hojas sueltas
como un bosque de los símbolos.

La boca de la tristeza
es especialmente elocuente para dotar de sentido
a lo aleatorio.

Los oídos de la tristeza
son especialmente precisos para escuchar mensajes
en los fatigados efluvios de los púlsares.

lunes, 6 de abril de 2020

Apnea

Desamparado
por el sol de verano
y su silencio cómplice
las olas de un mar picado
me secuestran.

Soy un frágil y temporal arreglo
de moléculas:
la merced del ávido arrebato
con el que las aguas
me llevan a sus entrañas
lo demuestran.

Remolinos de caos
me desorientan
y me condenan
cada vez
más
a lo profundo.

Rayos de luz como espadas
penetrando el receptáculo,
imágenes fractales del cielo,
burbujas que se alejan hacia ellas
llevándose los últimos vestigios
de mis fuerzas.

Y yo
cada vez
más
allí
me hundo.

Y, de repente,
cuando dejo de luchar por una bocanada
y me entrego a la voluntad indiferente
del dios océano,
me doy cuenta que respirar
no era necesario.

Me doy cuenta
de que en el lo más oscuro
del azul acuático
encuentro
la calma
de retornar
a mi verdadera casa.

domingo, 5 de abril de 2020

Boddha

En el aniversario de tu soledad
que yo entonces desconocía
viniste a visitarme anoche
con las palabras de una criatura
amorosa,
aunque anhedónica
y autodestructiva.

Elogiaste la combustión súbita
sobre el desvanecimiento de la llama,
y si bien se le llama nirvana
a la extinción del fuego que emana
del centro de la caverna
de la ilusión
de mi alma,
te ruego que tus próximos susurros
alimenten el calor,
la luz,
la protección,
el poder,
y el refugio
que brotan de esta tímida hoguera
que con esfuerzo trato de mantener viva.

No es necesario que me recuerdes
que todo lo que arde se apaga.