sabía que la fe
la fe genuina
es un salto a un abismo
una proeza propia de valientes
que saben
que ellos mismos
no pueden volar
desde el borde
que circunda
al precipio
no hay siquiera un atisbo
de lo que espera
en lo profundo
donde no alcanza
la vista
ni la claridad
no puedes ser valiente
si no sientes miedo
no puedes entregarte
sin consciencia
de lo estrecho que es
tu propio poder
así la certeza
es lo que menos se parece
a la fe
aferrarse a una promesa
es una apuesta
de que darás un paso adelante
aunque eso signifique
caer
y querer caer
quizás
y aún así creer
creer como si supieras
que podrás asirte
de una criatura
de toda liviandad
ya no me fundo
en roca firme
ni miro al horizonte
yo salté
y mi panorama
es una bruma
omnipresente
que me pide
ser un faro
iluminador
la gravedad quiere
a cada segundo
hacer más vertiginosa la caida
pero la atmósfera
cada vez más densa
me opone resistencia
salté y me confundo
pues la caída constante
en nada se diferencia
a la quietud
salté y no entiendo
lo que significa
que se requiera otra vez
en plena caída
un nuevo salto de fe
3 comentarios:
La fe cómo respuesta del hombre al Dios que se revela. Me agrada esta visión desde el ser humano que confía.
¡Hermoso!
La fe más que un salto a un abismo, es un empujón al abismo. Ahí si, a mi modo de ver, un empujón que se requiere nuevamente en la caída.
Ah, qué belleza. Saltar dentro del salto, caer en la caída, algo así es escribir. ¡Alegría!
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