sábado, 23 de enero de 2021

fe

sabía que la fe
la fe genuina
es un salto a un abismo
una proeza propia de valientes
que saben 
que ellos mismos 
no pueden volar

desde el borde
que circunda
al precipio
no hay siquiera un atisbo
de lo que espera
en lo profundo
donde no alcanza
la vista 
ni la claridad 

no puedes ser valiente
si no sientes miedo
no puedes entregarte 
sin consciencia 
de lo estrecho que es  
tu propio poder

así la certeza
es lo que menos se parece
a la fe

aferrarse a una promesa 
es una apuesta
de que darás un paso adelante
aunque eso signifique
caer

y querer caer

quizás

y aún así creer
creer como si supieras
que podrás asirte  
de una criatura
de toda liviandad 

ya no me fundo 
en roca firme 
ni miro al horizonte

yo salté
y mi panorama
es una bruma
omnipresente
que me pide
ser un faro
iluminador

la gravedad quiere
a cada segundo
hacer más vertiginosa la caida
pero la atmósfera 
cada vez más densa
me opone resistencia

salté y me confundo
pues la caída constante
en nada se diferencia 
a la quietud

salté y no entiendo
lo que significa 
que se requiera otra vez
en plena caída
un nuevo salto de fe

3 comentarios:

Unknown dijo...

La fe cómo respuesta del hombre al Dios que se revela. Me agrada esta visión desde el ser humano que confía.

Carlos Mario dijo...

¡Hermoso!
La fe más que un salto a un abismo, es un empujón al abismo. Ahí si, a mi modo de ver, un empujón que se requiere nuevamente en la caída.

Lucas Vargas Sierra dijo...

Ah, qué belleza. Saltar dentro del salto, caer en la caída, algo así es escribir. ¡Alegría!