Llámame, estoy cansado
pero quiero contestar.
Cuéntame, estoy roto
pero me consuelo al ayudarte.
Pídeme, no tengo nada
pero los milagros acuden
si tan solo algo te quiero dar.
Llámame, estoy cansado
pero quiero contestar.
Cuéntame, estoy roto
pero me consuelo al ayudarte.
Pídeme, no tengo nada
pero los milagros acuden
si tan solo algo te quiero dar.
puede que haya venido la bruma
a cubrirlo todo
de desasosiego
como puede también
que los objetos
que habitan tu entorno
hayan conspirado juntos
para hacerte creer loco
poniéndose de acuerdo
en desafilar sus bordes
y difuminar sus contornos
al ritmo de tus dudas.
Me prometo a mí mismo
entender que el sonido
no asciende de forma lineal.
Me prometo aceptar que el tremor
de las vueltas y vueltas
se pueden convertir en espiral.
Me prometo aguardar
durante los silencios
durante la lluvia,
durante la melancolía.
los europeos no saben lo que es la naturaleza
ellos solo conocen bosques de pinares
árboles iguales en distancias regulares
en ritmos cósmicos
que pueden predecir
con certeza
ellos no conocen la selva
la intensidad de cada matiz
el caos
la vorágine
el plurisentir
qué van a saber ellos del vértigo
viviendo entre los viejos Alpes
siempre tan contenidos
tan serios
tan estables
qué van ellos a entender
de las distancias
en la que a la vez se habita y se extraña
su ridícula búsqueda del fundamento
ignora que también el suelo
es océano
que las montañas
son olas
que la cabeza
está conectada con los pies
no exagero
un pulso me recorre
viaja por mi columna vertebral
me estremece en oleadas
el temblor de un tambor
retumba a lo largo de los Andes
El vacío es la substancia,
es la urdimbre de lo real.
En el vacío todas las frecuencias
están superpuestas.
La omnipotencia
solo yace en la amorfidad.
Solo el vacío da libertad:
lo individual son la cadenas.
Los cuerpos y las galaxias
están henchidos
de vacuidad.
El vacío es la noche
y su reflejo es el día.
Encerrando el vacío
se forja el uno y el infinito,
el multiverso.
El silencio es la esencia
del ritmo y la melodía.
La causa.
El medio.
El fin.
El verso.
con fascinación atávica
desde siempre
te he estado buscando
venerada ave-serpiente
en el vórtice vacuo
de mi consciencia
tan adentro
que otra vez es afuera
uroboro emplumado
en el horizonte
donde se funden
el firmamento
y el fundamento
vuela Garuda hermanado
con naga Kaliya
de los errores la boa
y los aciertos el águila
te conjura Dïïjoma
la voz lejana que canta las profecías
de tu regreso
tiende las fibras
que me mantienen atado
a lo sagrado
absoluto encarnado
reptil pájaro eléctrico
te he estado buscando
con la esperanza
de mi propio encuentro
En los relieves del lenguaje está forjado el mundo
y el sentido de lo dicho
es más expectactiva —más costumbre—
que contenido.
Alusión, elusión, ilusión...
La percepción es indiscernible de la fantasía
y la fantasía del recuerdo.
La razón es tal urdimbre de pasiones,
la llamamos co-razón
cuando es reflejada.
Alusión, elusión, ilusión...
Que me llenes tú,
que me llene tu imagen,
que me llene la narrativa
de donde emerge tu substancia...
da lo mismo.
Que me llene la arquitectura de los átomos,
las colisiones,
el conjuro que te invoca,
las alucinaciones...
da lo mismo.
Alusión, elusión, ilusión...
la distorsión se transformó
en el rumor eléctrico
de un universo granulado
el sólido metal
en amalgama postmaterial
el grito es apenas una capa
que dota a la visión de un tinte invernal
el alma vino a ser
gota confundida en el mar
el eco de una nota recursiva
evoca su inmortalidad
la atmósfera reverbera en mi memoria
donde se teje la textura
de mi fantasía de libertad
en los melismas del lenguaje de mis sueños
no sé quién me va a escuchar
sé que por fin podré hablar
La luz abunda,
tu abrazo evanece:
solo era un sueño.
Igual el frío de Bogotá
ya no es suficiente.
Igual no entiendes
qué es la soledad.
Un paisaje blanco donde todo es blanco,
todo blanco,
todo igual.
Tan trivial
y agotador
como el reino
de la persistente
oportunidad.
Fugaz como el amor de la noche de carnaval.
Tu círculo sería una espiral,
si eligieras elevar.
Igual
pronto quizá
la oscuridad que exhala el volcán
nos cubrirá.
Total
ya me acostumbré a noches que duran meses.
Total
yo creo que se deben cantar las leyes.
Igual
ya vivo en una isla.
Hay planetas ermitaños
—verdaderos errantes—
que prefirieron escapar
al campo de influencia
de su estrella,
no por amor a la soledad,
sino por el dolor
de permanecer en su órbita...
cuando lo que realmente querían
era colisionar.
Por fortuna no está a mi merced
el destino de asuntos mayores:
en medio de estos furores,
si eligiera por el cosmos,
elegiría la imposibilidad
de que el ser deviniera la nada.
Porque sufro al pensar solo
que en alguna roca que orbita una estrella
—sea blanca, azul o anaranjada—
una criatura alberga tristezas de aquellas
que pudieron ser evitadas.