Has sobrevivido varias batallas:
te lo recuerdan las heridas que ahora contemplas
aunque no hay tiempo de curarlas.
En el eco de las metrallas
redoblan himnos de guerras perdidas
mientras ves las marcas de las balas
en tu cuerpo y en tus alas.
Antes de la próxima misión,
la intuición que nunca te falla
te sugiere reforzar el blindaje
de las secciones que fueron perforadas.
En ello hay poca razón,
pues, superviviente, no detallas
que debes cuidar de las zonas no impactadas.
Aquellas que se dibujaron en las naves
que jamás regresaron a casa.