ahora nos relata sus proezas,
adorna a sus acciones de grandeza
cuando solo perseguía fantasía.
Bebiendo de otros labios ambrosía
mientras Penélope bebía tristeza
historias de mendaz delicadeza
el amor que de brujas padecía.
El telar que ella hacía y deshacía
reflejo de la astucia y entereza
del capitán que cada peripecia
resolvía con fatal reposería.
Lo tuyo es temeridad, no valentía,
no hay mayor sabiduría en la destreza
de este que solo a su casa regresa
llevado y traído por la deriva.
Su merced disoluta y evasiva
de falaz y neurótica tendencia
a ver patrones en la naturaleza
y un destino en retrospectiva.