martes, 11 de agosto de 2020

Manifiesto contra el espíritu místico

no me sirve de consuelo saber que todo es uno
que somos inmortales en el seno de lo absoluto
me da igual que en la esencia del ser último
vayamos a estar siempre juntos

no pagaré un boleto para un teatro absurdo
que predica y predica hasta lo nauseabundo
que hay que negarle el placer al público
para acceder a lo profundo

no me importa si te soñaste el mundo
¡entonces despierta y bórrame nomás!
¡o no repitas otra vez jamás
que el deseo nos mantiene ilusos!

no toleraré más
ni por un segundo
otro insulto tuyo

¡no vuelvas a insinuar que mi espíritu está corrupto
por apreciar menos la totalidad permanente
que la singularidad de lo que perece!

¡basta del dogma
de que por ser individuo
es que sufro!

¡abstente de señalar
que no hay en verdad belleza en lo que aparece!

pues no hay más belleza o más verdad
que las que intuyo
en sus obras o palabras
en los recodos de la efímera presencia
de quienes amo

y en cambio
solo puede monstruosa
tu cara impávida amalgamada
de los cadáveres de las criaturas
tu dictadura que pretende absorber
cada afecto 

nosotros no somos tu efecto
sino el del influjo
de un porvenir inquieto

los milagros solo pueden emanar de lo frágil
y lo real solo proviene del movimiento

así que este espacio y este tiempo
la figura y el momento
de los cuerpos que se anhelan
no son cárceles

yo no quiero que la comunión eterna nos desdibuje
yo quiero el privilegio de disfrutar de reconocernos
y el poder de reconocer que nos disfrutamos

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