no más distancia,
no más proyecciones astrales,
ni videollamadas,
no más levedad,
ni idealismo,
no más cautela,
reparo
o compromiso.
No más intersticios.
No más paciencia,
no más delicadeza,
no más encuentros virtuales,
no más virtud,
no más eternidad,
no más trascendencia,
no más pensamiento,
no más delicadeza,
no más encuentros virtuales,
no más virtud,
no más eternidad,
no más trascendencia,
no más pensamiento,
no más búsquedas de certezas,
no más olvido del cuerpo.
No más envidia de las alas,
no más de añoranza
de la ligereza que nos alza
de la tierra
donde hasta los vencejos descansan.
No más cosa en sí,
no más Ideas,
no más Voluntad impersonal
de la Naturaleza;
no más Espíritu,
no más Mónada,
no más Comunión,
no más velos,
no más discursos que renieguen
de la linealidad del tiempo.
No más Vacío,
no más eternidad,
no más Uno.
La Verdad está descalza.
No más avatares
no más sustancia
descarnada,
no más deseos evanescentes,
no más palabras al viento,
que nada quede del arrepentimiento,
no más palabras al viento,
que nada quede del arrepentimiento,
ni de las dudas por un pasado alterno.
No más universos paralelos.
No más futuro,
no más promesas,
no más ilusiones,
no más deber,
no más reservas,
no más información
no más previas,
no más mundo interior,
no más sueños.
no más deber,
no más reservas,
no más información
no más previas,
no más mundo interior,
no más sueños.
No más sí mismo.
No más ascetismo,
no más después,
no más después,
no más otro Mundo,
más allá del que ves.
No más confundir al alma
con nubes arremolinadas sobre el abismo.
con nubes arremolinadas sobre el abismo.
No más espera,
nomás el tiempo que no alcanza,
No más poesía,
¿porque para qué la poesía
si podemos entregarnos
a la danza?
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