Lince esbelto de visos eléctricos,
sonrisa que se esconde al lente de la memoria,
rostro perdido a través del tiempo
que me quedé viendo tantos viernes en la tarde
sin tomar riesgo.
Hoy me arrepiento
de no haberte preguntado
cualquier tontería como,
por ejemplo,
cuánto te tardabas
en la ruta cuatro.
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