domingo, 12 de abril de 2020

Fluir

Si ya fue 
la última vez
que te vi
y tal vez
nos debimos
despedir mejor
(con los ojos cerrados,
las manos aferradas 
y nuestras frentes
apenas apoyándose una a la otra), 
quiero que sepas
que aquella vez en la que
—inocentes del porvenir—
tú aprendías a darle vida a las flores
mientras yo arpegiaba raros acordes,
fui feliz, 
fue profundamente feliz,
y sentí 
que por fin
no estaba solo.


(y en verdad te agradezco 
porque así fueron tantos momentos
en los que se casi que se detenía el tiempo 
y vivir valía la dicha).

No hay comentarios.: