que se aferran a la vida sin renuncia
se les llama propiamente "cancerosas".
Yo sería esa misma maldición si por la angustia
me aferrara a la existencia a toda costa.
Así que no lucharé contra ti pues sé que me vencerás.
Inútil sería intentar resistir a quien siempre al final
todo se lo llevará.
No obstante,
no tienes que tomar lo que te he de devolver
con crueldad semejante.
No me pudras el ojo: arráncame mientras duermo.
Apaga mi corazón en vez de malformarle.
¡Disipa fulminante mis átomos
como me lo prometiste en sueños!
No alojes bulbos de maleza en mi epitelio
ni dejes que crezcan sus cristales en mis venas
hasta que rasguen mis deseos.
Solo apaga la luz
cuando sea el momento
que yo ya sé bien que no soy eterno.
No tienes que aleccionarme permitiendo
que el fractal de algún animáculo simple
me descomponga lentamente desde adentro.
Y si de mi suerte dispone un verdugo te ruego
que impidas los segundos en los que sería consciente
del horror de ver lo que fuera mi cuerpo
entonces separado, amorfo e inconsistente.
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