La brevedad fulminante
con la que un hombre se enamora.
Tu blanco torso.
Aquel preciso instante
sucumbe ante la encantadora
luz de tu rostro.
La estela desafiante
que en el camino superado mora.
Voluntad hecha trozos.
Me acaricia y envuelve tu aroma,
me transporta, me lleva hasta la cima,
justo como quisiera que lo hicieran
cada una de tus fibras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario