Creí que este vértigo había sido causado
por estar al borde del lago mientras contemplaba a Venus.
Una breve brecha me separaba del agua.
Creía que este vértigo era resultado
de la nimiedad de quien percibe a través de su luz
la inmensidad del Universo.
Creí que me había hecho sentir tan pequeño
que, si me cayera, tardaría casi una eternidad en agotar el abismo.
Pero todo eso era, al fin y al cabo, un símbolo de la angustia
de ser el responsable de todo nuestro universo.
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