Camuflado en la dosis que mantiene vivo tu deseo
rondé por tu sangre, visité tu corazón,
hasta que tus leves pálpitos despertaron
y me vi arrojado casi a la superficie,
donde el calor hizo que me evaporara.
Ahora estoy ligado a tu dulce olor,
efluvio único y quizás inolvidable,
vagando por el aire, invisible,
y lo único que procuro es seguir fluyendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario