Quiero vivir contigo allí donde todo es intrascendente
donde la vida ha perdido toda teleología
y los segundos no se viven como revelaciones proyectivas
(que irán encajando en el destino con el pasar de los días).
Quiero que lenta e imperceptiblemente nuestras almas lleguen a requerirse,
mientras pierden la capacidad de reconocerse
y, por ende, la facultad de orientarse.
Quiero que cada gesto y cada movimiento no deban tener un sentido
y que no haya miedo al viaje a la inexistencia
por la estúpida voluntad de serle esencial a este universo
que al fin y al cabo ninguno recordará.
Quiero vivir en la impredicibilidad de tu sonrisa,
dormir a tu lado y compartir tus tardes autistas.
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