Nos hemos descubierto reincidiendo
en los mismos pensamientos
y procediendo miserablemente,
esto es, apelando a la compasión
como quien demanda una limosna
y viviendo de ello.
Nos hemos descubierto desamparados,
desamparados de sentimientos
y, por ende, buscando otros ojos.
Ha de ser que no nos hemos descubierto,
que no queremos y no podemos hacerlo.
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