Amo soñar,
amo mis absurdas ensoñaciones,
en especial las visiones que me concede la Providencia
como la de hace unos días, cuando vi el trágico desenlace
de combinar la búsqueda de la felicidad, el miedo a la muerte,
la necesidad de fundamentos, el poder y la tecnología:
sociedad sin recuerdos, conciencia sin propósitos,
vida vacía que se repite incesantemente, deterioramiento,
ausencia de miedo, ausencia de todo.
Quiero dormir, tengo sueño...
y amo entrar en esos estados,
no son para mí un escape...
son una intuición de lo más verdadero,
aunque igual me encanta existir en medio de la falsedad
(no hay más alternativas)
Odio que digas que quisieras dormir y nunca despertar
sólo para huir de la vida...
me siento orgulloso de mi voluntad de pesadillas.
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