Y el reloj empezó a andar hacia atrás.
El artefacto marca las 11:45:55 a.m.
como la hora oficial de mi cuarto,
pero al compararlo con la hora oficial de la República,
la que dice que son las 12:49:15 p.m.
y con la cual estaba sincronizada
hace una hora o un poco más,
según me había cerciorado
(porque es que "yo" soy obsesivo),
se hacen evidentes 63 minutos y 20 segundos de diferencia,
lo cual quiere decir, si no estoy mal,
que el reloj empezó a andar hacia atrás
hace 31 minutos y 40 segundos,
es decir, a las 12:17:35 p.m.
Esto sólo demuestra que mi cuarto y, por ende,
todo lo que realmente me concierne,
sucede en mi propio universo paralelo,
como si no fuera suficiente con el hecho
de que mi pie derecho sufra de angustia.
Mañana no sabré si es hoy,
no sabré si este día fue ayer,
no sabré hace cuánto vi tus ojos con amor,
no sabré siquiera si ya los vi por primera vez.
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