Obtuve una credencial para vivir en la sonrisa de Boddha,
pero no he podido hacerla efectiva.
Me dotaron con artefactos que elevan lo liviano,
pero no sé manejarlos.
La Providencia me canta divinas melodías con su voz femenina,
pero no puedo entender lo que dice;
me tienta con su hermosura, me abraza,
me hace sentir el húmedo calor de su vida por toda mi piel,
me mira con ternura, me ensalza,
trata de por todos los medios de hacerme entender
que sólo yo puedo cumplir con ese papel,
pero mi alimento lo descomponen las dudas.
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