La ciudad gira rápido alrededor de nosotros,
y yo sólo deseo que me fulmines, Providencia,
a cambio de que inspires por siempre su sonrisa.
Supe de alguien que se desvaneció
después de lograr ofrendar su tristeza con amor,
hoy lo intenté pero sólo salió un silencio.
Quiero dejar de pensar si la fortuna existe:
todo "yo quiero" implica y supone varios "yo debo",
y de allí se sigue lo que conseguimos.
Yo quiero sentir la fría humedad que destilan tus ojos,
yo quiero fundirme con ella,
yo quiero ser ceniza dulce sobre su frente
por cuarenta días.
Dame de nuevo la fuerza.
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