La primera vez,
sacrílego pero lleno de amor por el conocimiento,
penetré los secretos de la esfera,
y fue sólo dolor lo que tuve que pagar
dada la curiosidad de mi carácter.
Entré a un lugar oscuro,
quedé totalmente asfixiado,
extraviado y desvalido.
Para hacerse uno con lo uno hay que desgarrarse.
Aquella vez,
sacrílego pero lleno de amor por el conocimiento,
penetré la esfera por una de sus dimensiones más oscuras.
Estaba solo,
y mi aliento vital carcomido,
y la presión me obligo a dar un salto abrupto.
La esfera en su justicia
se revolvió
y luego me escupió.
No era mi tiempo,
no estaba preparado;
pero ahora sí lo estoy.
Sólo quiero que sepas quién soy.
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