sábado, 5 de junio de 2004

Experiencias místicas confusas. Descubrir por mí mismo ese mantra, tu sagrado nombre, me hizo sentir que vivía en un mundo absurdo -absurdo- y me hizo recordar que sólo estoy aquí para divertirte, que solo estoy aquí para divertirte. Luego vi a mis amigos alejarse delante de mí y sentí la necesidad de despedirme por última vez de ellos. Oí a la noche advertirme que por fin la oscuridad me consumiría y que la lluvia difundiría mis átomos en las pequeñas lagunas del asfalto que se evaporan con la llegada de un nuevo día. Estuve pues por dos instantes en sintonía con el Universo: mi consciencia expandida, mi ser indeterminado, mi placer infinito, mi dolor infinito. Lo tenía todo, pero ya nada era mío. Lo tenía todo, pero ya no era yo mismo. Mi voluntad coincidía con el destino que me insinuabas, mas tu voluntad no pudo realizarse en mí. Llámame de nuevo al vacío primordial de tu corazón. Sopla a través de mí. Anúlame. Rompe mis apegos bruscamente. Hazme un instrumento de tu amor. Quiero volver allí, tan sólo quiero volver allí, tan solo quiero volver allí. No podré soportar por mucho más tiempo este asunto absurdo de tener nostalgia y no tener memoria.

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