Hoy su lapicero de tinta negra, tubo amarillo, tapa y punta plástica azules, mordido por sus dientes, se acabó. Este hecho me sorprendió sobremanera, porque hace rato no sabía de un lapicero que se acabara. Yo que soy un cleptómano de lapiceros, yo que cada semana tengo un lapicero diferente. Hoy vi el tubo transparente, vacío, un poco manchado: tenía unos pliegos que reflejaban su esfuerzo por hacer bajar la tinta a la superficialidad finita de la hoja, por dejarla escapar voluntariamente en esos bellos trazos vampirescos. Yo la dejé escapar voluntariamente, la he dejado escapar de nuevo; mas creo que estuve lo suficiente como para dejarme absorber creando allí un punto azul y heterogéneo. Traté de trazar su mensaje, mas la hoja seguía en blanco... y creí entonces que se me había escapado; empero lo hice con tanta fuerza que cuando levanté la hoja allí estaba: su mensaje grabado quedó sobre la esencialidad infinita de las cosas -y se grabó también sobre mi superficialidad finita:
"Don't ever erase me".
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