martes, 20 de abril de 2004

...y oí a mi corazón, desde su abatimiento,
orarte con suma sencillez,
así:

"Si vos estás conmigo, nadie está contra mí;
si tu voz llega a mi oído, nada más quiero oir;
pero yo sigo aquí, sin estar aquí...
y vos ahí, sin estar ahí..."

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