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Temporary Unavailable

 Error 503 El servidor no puede atender tu solicitud. Las rutas de ejecución están erosionadas por infortunados recuerdos. Intenta de nuevo más tarde, los recursos del sistema han colapsado sobre el núcleo de heridos deseos sentenciados por el tiempo y la magnitud de su propio peso. Muy lejos en las tempranas fases de este juego la forma era inseparable del contenido.  Hoy el sentido ha quedado obsoleto en los patrones hallables entre torrentes masivos. Redes muertas saturadas de palabras e imágenes que generaron modelos que imitan otros modelos.  Imposible realizar la compilación de datos,  se ha agotado el espacio de alojamiento en las nubes. Guarda una copia de lo efímero en unidades de estado sólido.  Actualiza tus protocolos.  Depura  las dependencias circulares Depura el código innecesario. Depura los vínculos que no van a ninguna parte. 

Fantasma

Humedad, electricidad,  movimiento,  presión,  ritmo,  textura,  forma,  magnetismo,  temperatura: tan diversos y sutiles son las fluctuaciones que detecta el tacto,  tan pobres nuestras palabras para distinguirlos. Estamos en deuda de encomios al misterio gozo del contacto: la piel que acaricia es acariciada, el cuerpo que toca se siente tocado en reciprocidad inmediata, sin demandarlo.  El cuerpo se reconoce como cuerpo en el encuentro.  El ojo que mira, en cambio,  no se ve mirando,  ni siquiera cuando contempla su reflejo.  La imagen de la efigie de un globo ocular no es la visión vista.   Y, sin embargo, el milagro de la atención: ante una consciencia que ama  —aunque insondable— se descubre lo profundo del otro.  Ante la magia que revela lo impercibible  tus ojos se transforman en mirada y mi espíritu deja de ser un fantasma. 

Nuevos Mitos

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Leonora Carrington: El mundo mágico de los Mayas (1964) Nuevas criaturas llegaron al cielo que se sostenía sobre la tierra que había labrado con sus pasos: un ejército de mitos nuevos resuelto a invadir las imágenes del espíritu de los ancestros. De oriente llegaron, aniquilando antiguos símbolos a su paso dragones, cruces, unicornios,  androides, alcurnias, alebrijes, esferas viajantes de seres de sol  y el mito más infame creado alguna vez por el género humano: ¡el mito del progreso! El último de ellos, discreto deambuló en búsqueda del refugio para los recuerdos de su gente le hizo caso al susurro: un árbol era la última ruta del mundo. Viajó por entre las fibras de la madera porque se hizo tan fino y sutil, tan candoroso que en las raíces se disolvió en suelo para transmutar sus recuerdos en alimentos.